sexta-feira, 23 de abril de 2010

Musas de calendario




El poeta sigue creyendo
en calendarios con musas
y en todos los malos modos
de usarlas:
primero con sospecha y renuncia,
luego con ríos de curiosidad
gritos de guitarra y champán.

En los inmensos desdenes de su harén
el poeta mantiene una casa poco recomendable.
Más de cerca, en la apatía del patio:
un grupo de Marías Antonietas
menos famosas pero más probables
se desnudan del tiempo negro de la venganza
al que se entregaron como poemas
que se hacían pasar por milagros.

Hoy y siempre es martes de carnaval.
A los niños les sale muy fácil expresarse
jugando con el oculto bajo las dádivas
de la petulancia.

También les pasa lo mismo
a los poetas que siguen creyendo
en musas de calendario
figuras de santas en su despacho
que nunca cicatrizan en las paredes
totalmente fieles de la inevitabilidad.

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